Si pensamos en el fallecimiento de un ser querido sólo pensamos en el dolor de la pérdida, en afrontar el duelo de la mejor manera que seamos capaces, pero la realidad no es sólo esa. En un día tan delicado nuestros seres queridos tienen que afrontar todo lo relacionado con la organización del entierro y la incineración, como pueden ser la elección del ataúd o urna, servicios religiosos, coronas y recordatorios.
Responder a preguntas como la coordinación del traslado del difunto desde cualquier lugar del mundo, los costes económicos, trámites burocráticos, y todo esto en un momento en el que tienen que lidiar con la pérdida.